Bienvenidos

Saludos y bendiciones en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Somos los Pastores José y Raquel Peguero de la Iglesia Cristiana Bajo la Estrategia de Dios y te damos una cordial bienvenida a nuestro blog y a la misma vez oramos que sea de gran bendición a tu vida.

Estamos utilizando todos los mecanismos necesarios que Dios ha traído en estos tiempos para expandir el mensaje de la poderosa palabra de Dios.

Son tiempos peligrosos, tiempos de crisis, pero tiempo de gloria para todo aquel que se acerque a Dios. Santaso. http://www.pastorjosepeguero.com






lunes, 9 de mayo de 2011

Creerle a Él

Josué 1:5, 9 (NVI) 5 Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré. 9 Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.»
Permítame hacerle una pregunta. ¿Usted apostaría su futuro en base a una promesa? Había llegado el momento en que Josué debía asumir la responsabilidad por la conducción del pueblo de Israel. Reemplazaba, nada más ni nada menos, que al gran profeta Moisés. Le esperaba un difícil camino por delante, y Josué seguramente no se hacía ilusiones acerca de esto.

Cuando Dios le decía que había estado con Moisés, se le vendrían a la mente las incontables veces que habían visto la poderosa mano de Jehová obrando a su favor. Pero no cabe duda que también tendría presente la multitud de obstáculos, dificultades y contratiempos que los acompañó durante cuarenta años en el desierto. Para animarle el corazón, el Señor le da una promesa: «el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas».

Una promesa posee extraordinarios poderes para motivar, porque pone delante de nosotros una esperanza que nos anima el corazón y alimenta nuestra imaginación acerca de cosas futuras. Cuando la recibimos tendemos a atesorarla en nuestro interior creyendo, contra viento y marea, en el cumplimiento de aquello que se ha anunciado por adelantado. Una promesa, sin embargo, no tiene poder alguno al menos que escojamos creerla.

Tristemente, para muchos la vida es una suma de promesas no cumplidas. En algunos casos esto comenzó ya de muy pequeños, con palabras que los propios padres nunca cumplieron. Más adelante, se sumaron parientes, amigos y personas cercanas a nuestro entorno que agregaron su propia cuota de compromisos no honrados. Ya de adultos, experimentamos el aluvión de votos que vienen de empresas de servicio, políticos y gobernantes, que pretenden convencernos que viven solamente para atender nuestras necesidades. Inevitablemente viene, con el pasar de los años, cierto escepticismo de quienes han escuchado, en muchas oportunidades, promesas que no son más que palabras huecas.

¡He aquí nuestro dilema! La vida espiritual que Dios nos propone requiere, como elemento indispensable para su desarrollo, que creamos las promesas que él nos da. El apóstol Pedro declara:

Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; (2 Pedro 1:3-4 [RVR60]). 
De modo que la promesa es una parte esencial del plan de Dios. Precisamente por esta razón el Señor le dice a Josué: «¡Se fuerte y valiente! No temas ni te acobardes…» Frente a circunstancias particularmente difíciles en la vida, es fácil creer que hemos sido olvidados. Si le sumamos nuestras reiteradas desilusiones ¿cómo no hemos de vivir atemorizados? El temor, no obstante, nos paraliza. No permite que cultivemos esa convicción atrevida que es una característica esencial de los que eligen creer las declaraciones de Dios. Y si no le creemos, sus promesas no tienen eficacia en nuestras vidas.

Nuestro desafío es ser valientes para no creer las mentiras que indudablemente aparecen en tiempos de crisis. Para triunfar debemos escoger la confiabilidad de los votos que Dios ha hecho a nuestro favor; y él, a su vez, ¡los respaldará!

Pastor José Peguero
Iglesia Cristiana Bajo la Estrategia de Dios

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